
de Córdoba, Veracruz.
La Fundación de Córdoba, Veracruz (1618)
26 de abril se erige el Cabildo
27 se traza la Villa en las Lomas de Huilango
Versión de Adriana Balmori Aguirre
Allá por 1609, cuando, en la región de Coscomatepeque, los Huatuscos, San Antonio, y Santiago – hoy Carrillo Puerto-, las rebeliones de los esclavos negros que se fugaban de las haciendas eran conocidos como “cimarrones”, -según se cuenta, comandados por el Príncipe Yanga-, eran muy frecuentes, y peor que eso, eran los asaltos y crímenes que sin piedad cometían en contra de los viajeros y todo aquel que transportara mercancías por el Camino Real, ya fuera de Veracruz a la capital de la Nueva España o viceversa, por ello es que 4 vecinos de Coscomatepec y los 2 Huatuscos, solicitaron al Virrey la fundación de una Villa en las medianías del camino, que a su vez serviría para instalar un puesto de seguridad con un destacamento militar, como lugar de descanso a los viajeros y de resguardo a los transportistas. Aunado a ello, los futuros fundadores no dejaban de lado los múltiples beneficios de los que podrían sacar provecho de este fértil paraje formado por siete suaves lomas y ricos valles a su alrededor.
Al Virrey le pareció prudente la solicitud y mandó al corregidor Francisco de Soto y Calderón y al oidor de la Real Audiencia, Dr. Galdós de Valencia, a hacer una vista de ojos, como resultado, se le informó al Virrey que el solar llamado de Huilanco o Hilango -que para unos quiere decir lugar de las palomas y para otros lugar alargado- contaba con las buenas cualidades que una población requiere, había pues, clima agradable, tierra fértil, abundante agua, montañas con muchas variedades de árboles, espaciosos valles para pastos, aires saludables, serranía de cal inmediata y otros materiales útiles para la construcción de la pretendida población.
Entre los requisitos para fundar una Villa en la Nueva España, estaban: Al lugar destinado para ello debían trasladarse por lo menos 30 jefes de familia, de ahí lo de nuestros 30 CABALLEROS, de reconocida honradez, y asentarse con su familia, personal de servicio y trabajadores. Ser de origen español, aunque tuvieran años residiendo en alguna otra población, además de otra serie especificaciones. Por lo que a estos cuatro solicitantes se les unieron los demás, hasta llegar a 30, provenientes también de Amatlán y otras partes más alejadas, como Puebla, Tlaxcala o Coatepec.
Satisfechos todos los trámites, don Diego Fernández de Córdoba Marqués de Guadalcázar Virrey número XIII de la Nueva España en nombre del monarca español Felipe III, otorgó la licencia para la fundación de la villa, que tendría por nombre Villa de Córdoba, cediéndole el virrey, su apellido. Además, en la Real Cédula que ordena la fundación de la villa, se le concede, usar como blasón el escudo del rey, “alta y única distinción que no fue otorgada a ninguna otra población”, por ello es que, hasta la fecha, con mínimas variaciones nuestro escudo es el mismo que el de España. De la misma manera a cada uno de los fundadores se le concedió el título de Hijos dalgos, o hidalgos, que, según el diccionario, son personas nobles, de probada honradez, de solar y linaje conocido, título que podrían heredar a sus hijos y descendientes.
El 26 de abril de 1618 se congregaron los primeros 17 fundadores y sus familias en el pueblo de Amatlán donde asistieron a Misa, terminada ésta, se reunieron en una choza improvisada, donde tuvo lugar el Consejo Capitular, presidido por el alcalde Mayor de Huatusco, y se nombraron a los cuatro primeros regidores y a los 2 alcaldes ordinarios. Según consta en el acta de fundación, al día siguiente 27 de abril – de ahí la discrepancia si la celebración debe hacerse el 26 o 27 de abril, debe ser el 26 pues desde ese día quedan otorgados los cargos de gobierno, como se estipula en los lineamientos de fundación de villas y poblaciones-, se trasladaron al lomerío de Huilango donde realizaron el trazo de la nueva villa, que se realizó a cordel, usando una cuerda para medir y marcar calles.
En la más alta de las 7 lomas se asentó la Plaza Real, con 2 calles que iban de norte a sur, las actuales avenidas 1 y 3, y 2 que iban de oriente a poniente, las calles 1 y 3 de hoy. Al sur de la plaza se levantaría la iglesia y al norte estarían las Casas Reales o de Gobierno, la cárcel y las caballerizas. En los lotes de los costados estarían los 30 solares en forma de cuadro para cada uno de los fundadores, y que abarcaron, desde lo que hoy es la calle 10 hasta la calle 17.
También se destinaron predios para: las carnicerías, un hospital, un cementerio y un convento. El reparto de tierras de cultivo o producción para cada fundador se dejó para hacerse del 16 al 21 de agosto de l618.

“La Fundación de Córdoba, Veracruz”
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Versión de Adriana Balmori Aguirre
Allá por 1609, cuando, en la región de Coscomatepeque, los Huatuscos, San Antonio, y Santiago – hoy Carrillo Puerto-, las rebeliones de los esclavos negros que se fugaban de las haciendas eran conocidos como “cimarrones”, -según se cuenta, comandados por el Príncipe Yanga-, eran muy frecuentes, y peor que eso, eran los asaltos y crímenes que sin piedad cometían en contra de los viajeros y todo aquel que transportara mercancías por el Camino Real, ya fuera de Veracruz a la capital de la Nueva España o viceversa, por ello es que 4 vecinos de Coscomatepec y los 2 Huatuscos, solicitaron al Virrey la fundación de una Villa en las medianías del camino, que a su vez serviría para instalar un puesto de seguridad con un destacamento militar, como lugar de descanso a los viajeros y de resguardo a los transportistas. Aunado a ello, los futuros fundadores no dejaban de lado los múltiples beneficios de los que podrían sacar provecho de este fértil paraje formado por siete suaves lomas y ricos valles a su alrededor.
Al Virrey le pareció prudente la solicitud y mandó al corregidor Francisco de Soto y Calderón y al oidor de la Real Audiencia, Dr. Galdós de Valencia, a hacer una vista de ojos, como resultado, se le informó al Virrey que el solar llamado de Huilanco o Hilango -que para unos quiere decir lugar de las palomas y para otros lugar alargado- contaba con las buenas cualidades que una población requiere, había pues, clima agradable, tierra fértil, abundante agua, montañas con muchas variedades de árboles, espaciosos valles para pastos, aires saludables, serranía de cal inmediata y otros materiales útiles para la construcción de la pretendida población.
Entre los requisitos para fundar una Villa en la Nueva España, estaban: Al lugar destinado para ello debían trasladarse por lo menos 30 jefes de familia, de ahí lo de nuestros 30 CABALLEROS, de reconocida honradez, y asentarse con su familia, personal de servicio y trabajadores. Ser de origen español, aunque tuvieran años residiendo en alguna otra población, además de otra serie especificaciones. Por lo que a estos cuatro solicitantes se les unieron los demás, hasta llegar a 30, provenientes también de Amatlán y otras partes más alejadas, como Puebla, Tlaxcala o Coatepec.
Satisfechos todos los trámites, don Diego Fernández de Córdoba Marqués de Guadalcázar Virrey número XIII de la Nueva España en nombre del monarca español Felipe III, otorgó la licencia para la fundación de la villa, que tendría por nombre Villa de Córdoba, cediéndole el virrey, su apellido. Además, en la Real Cédula que ordena la fundación de la villa, se le concede, usar como blasón el escudo del rey, “alta y única distinción que no fue otorgada a ninguna otra población”, por ello es que, hasta la fecha, con mínimas variaciones nuestro escudo es el mismo que el de España. De la misma manera a cada uno de los fundadores se le concedió el título de Hijos dalgos, o hidalgos, que, según el diccionario, son personas nobles, de probada honradez, de solar y linaje conocido, título que podrían heredar a sus hijos y descendientes.
El 26 de abril de 1618 se congregaron los primeros 17 fundadores y sus familias en el pueblo de Amatlán donde asistieron a Misa, terminada ésta, se reunieron en una choza improvisada, donde tuvo lugar el Consejo Capitular, presidido por el alcalde Mayor de Huatusco, y se nombraron a los cuatro primeros regidores y a los 2 alcaldes ordinarios. Según consta en el acta de fundación, al día siguiente 27 de abril – de ahí la discrepancia si la celebración debe hacerse el 26 o 27 de abril, debe ser el 26 pues desde ese día quedan otorgados los cargos de gobierno, como se estipula en los lineamientos de fundación de villas y poblaciones-, se trasladaron al lomerío de Huilango donde realizaron el trazo de la nueva villa, que se realizó a cordel, usando una cuerda para medir y marcar calles.
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